1980-2010
CAPITULO II
(Sexta entrega)
Sin escuchar protestas de su parte,
seguí con mi labor en su cuello y mis brazos rodeando su espalda. Intuí que mis
besos, estaban surtiendo sus efectos en el animo de Angélica, pues su
respiración se volvió mas profunda. Las caricias se tornaron atrevidas y la
respuesta fue una tacita aceptación. Tranquilamente me incorpore, la tome de la
mano y con voz suave y anhelante, le pedí que me acompañara. Dócilmente me
siguió hasta la recamara. De pie a lado de la cama, comencé a besarla con
intensidad, con mis manos en su espalda la atraía hacia mi, tan fuerte como
podía. Nuestras bocas se unieron y comenzaron una frenética batalla. Mientras
esto sucedía, desabroche su vestido y le baje el cierre, lo que dejo al desnudo
una hermosa y apetitosa espalda. Fui un poco torpe al tratar de desabrocharle
el brasier, pero una vez que lo logre, fue una delicia recorrer su espalda. Comencé
a descubrir su pecho, ella rápidamente, hizo lo propio, y la parte superior de su
vestido quedo sujeto a su cintura, dando paso a unos frondosos y enormes
pechos. No resistí el espectáculo, de inmediato me prendí a ellos, como
famélico recién nacido. Con cierta facilidad, corrí el cierre de su diminuto
vestido y este cayo al suelo. De inmediato, baje sus medias y bragas lo que
dejo al descubierto su hermosa entrepierna, mientras nos besábamos
frenéticamente, puse mi mano en su sexo y sentí como estaba húmedo. Sin
dilación me quite la ropa y nos tumbamos sobre la cama. El escarceo duro unos
minutos, para de inmediato comenzar a hacer el amor y lo hicimos hasta quedar
exhaustos los dos.
CAPITULO III
En el trabajo, la relación con Paolo
continuo como en un principio. Su distancia, frialdad e indiferencia a mi labor,
me desconcertaban. En cambio con los demás miembros de la dirección tenía muy
buen trato. Como era el caso de Luz Elena, con quien día a día, tenia mas
confianza. Por otra parte con Salvador, quien era un poco mayor que yo, comenzó
una buena amistad, por cierto, resultó ser excelente amigo de Pancho, un
compañero, en mi anterior trabajo. Curiosamente, con Carmelita De Alba, me
entendí muy bien. Y digo curiosamente por su edad, ya que estaba a punto de
jubilarse. De cabello casi cano, tez blanca y figura regordeta, no me tomaba
muy en serio. No porque no hiciera lo que le pedía, sino porque lo hacia en su
ritmo, sin preocuparse de la urgencia. Pero su desenfadado desempeño y dulce
carácter me anulaban cualquier reacción negativa. Hoy al cabo del tiempo, me
doy cuenta de que con estas tres personas y con Angélica, fue con quienes mas
identificado estuve en el tiempo que duré en la empresa.
Al cabo de dos meses, platicando con
Luz, salió a colación mi relación con Paolo.
-No
sé porqué Paolo, me trata de esa manera. No sé qué le hice.
-Tu
no le hiciste nada.
-¿Y
entonces porque es así?
Continuará…………
Sigue hacia adelante. El relato parece que empieza a coger ritmo.
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