1980-2010
CAPITULO III
(Octava entrega)
La relación con Luz Elena marchaba
de maravilla. Era atenta, amable y siempre me alentaba o consolaba, según la
actitud de mi jefe. Sin embargo, todo ello cambió cuando se enteró que salía con
Angélica. A ciencia cierta, no se como pudo saberlo, pues éramos discretos en
nuestra relación, sabíamos que una de las reglas no escritas de las empresas
era la discreción y otra la prohibición de tener relaciones sentimentales entre
empleados. Pues bien, una tarde, estaba trabajando en mi privado, cuando llegó
Luz y después de saludarme, me preguntó:
-¿Andas
con alguien en la empresa?
-¿Por
qué la pregunta?
-Me
comentaron que sales con alguien de personal.
Un poco incomodo respondí.
-Bueno,
lo que hagamos fuera de la empresa es puramente personal.
-Ya
me contestaste.
Salió del privado y se fue al suyo.
A partir de ese momento, su actitud hacia mi cambio diametralmente. Cuando iba
a saludarla a su privado, se excusaba por no poder atenderme ya que tenia mucho
trabajo. Cuando coincidíamos en el elevador, fuera del:
-Buenos
días.
O del:
-Buenas
tardes.
Poco hablábamos. En cambio, se
volvió una asidua visitante al privado de Paolo. Me relación con Angélica, en
cambio, iba de maravilla, salíamos al cine, a cenar a bailar y nos divertíamos
enormemente. No obstante, comencé a ver opciones para cambiar de trabajo. La
oportunidad se presentó al año de haber ingresado en la empresa. Una importante
compañía trasnacional se intereso por mi. Negocie mi sueldo y este se
incremento en un treinta y cinco por ciento. Lo cual, me vino de maravilla. El
día que termine todos los ajustes con la nueva empresa, les pedí quince días
para entregar mi puesto, a lo cual accedieron gustosos. Ese mismo día, redacte
una irónica renuncia y me presenté con Paolo a su privado.
-Toc,
toc –dije en el dintel, de la puerta abierta- ¿se puede?
-¿Qué
quieres?. –respondió con molestia-
Pasé, me senté en uno de los
sillones que tenia frente a su escritorio y lacónicamente entregue mi renuncia.
No se si se me notaba, pero sentía una leve sonrisa de ironía o burla en mi
cara. Una vez que leyó mi renuncia me espetó:
-¿No
pudiste con el puesto?
-Me
ofrecieron un mejor trabajo, con un excelente sueldo. Es algo que no puedo
desaprovechar.
-Como
quieras. Veo que te vas a quedar aún quince días.
-Si
para entregar todo lo que tengo, hacer una lista de los pendientes y resolver
cualquier duda que tengas.
-Esta
bien, cualquier cosa que necesite te llamó.
-De acuerdo.
Me levante y me dirigí a mi privado.
En las dos semanas siguientes, prácticamente no hice nada. Al cabo de estas me
marche de la empresa. A Angélica, la seguí viendo unos cuantos meses más,
inclusive un par de veces salimos con Pancho y su novia, hasta que conocí a
Elsa y la relación se acabó. No terminamos mal, quedamos como amigos. Claro,
ella jamás se entero de la existencia de Elsa.
Continuará………
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