No se callaba la fuente,
no se callaba...
Reía,
saltaba,
charlaba... Y nadie sabía
lo que decía.
Clara, alegre, polifónica,
columnilla salomónica
perforaba
el silencio del Poniente
y, gárrula, se empinaba
para ver el sol muriente.
No se callaba la fuente.
no se callaba...
Como vena
de la noche, su barrena,
plata fría,
encogía
y estiraba...
Subía,
bajaba,
charlaba... Y nadie sabía
lo que decía.
Manuel Machado
Gracias Jesús por traernos este bello poema. Un momentazo, sin duda.
ResponderEliminarSaludos