Páginas

Translate

domingo, 26 de agosto de 2012

Ginetta (Capítulo XII)

En el capítulo anterior:

  Ginetta, por su parte, dejo muy claro, que mientras no hubiera un papel de por medio, ella no tendría ningún contacto físico, más allá de lo del de un noviazgo convencional. El empresario acepto la condición y las veces que trato de saltarse lo pactado, tuvieron serios altercados, al grado que la última vez, con una mirada y tono que no admitían más que un solo sí, le advirtió:




-¡No lo vuelvas a intentar. O esto se acaba y no te vuelvo a ver! ¿Estas de acuerdo?

Con un tono tímido y meloso respondió:

-Sí

Al año, viendo que todo marchaba bien, “Chuy” le propuso matrimonio y seis meses después, al medio día, se casaron en Hermosillo, en la casa familiar de “Chuy”. Por ser divorciada, la ceremonia solo fue civil pero no por ello, elegante y fastuosa, pues la familia de “Chuy”, tenía un prominente lugar dentro de la sociedad de Hermosillos. Contrario a la costumbre de que los padres de la novia corrieran con los gastos; el novio pagó, todo, sin permitir que la familia de la novia, efectuara desembolso alguno. A media tarde, se despidieron de los invitados y se dirigieron al aeropuerto, desde donde volaron a Las Vegas, para pasar su luna de miel. Hasta antes de llegar a la habitación del hotel, todo era alegría en el corazón de Ginetta; empero al cruzar la puerta, sintió un vuelco en su estomago. “Chuy”, cortésmente, le propuso, después de besarla:

-Permíteme entrar primero al baño, para bañarme y luego entras tú.
-Claro. Desde luego. –Contestó con una sonrisa-

 Al cabo de unos minutos, salió del baño, con una toalla, alrededor de su cintura y se fue directamente a la cama. Ella entró en el baño, se bañó y una vez seca, se puso un coqueto “baby-doll” y sobre este, una vaporosa bata. Se miró en el espejo, y constato su arreglo. Sabía que ya era hora de que entrara a la habitación, pero se sentía nerviosa y angustiada para hacerlo, por ello dudaba y permanecía dentro del baño. Hasta que “Chuy” le grito desde la cama:




-Giny –cariñosamente, así le decía- ¿qué haces? Si no vienes, me voy a dormir.
-En seguida voy.

Aguardo unos cinco minutos, aspiró profundamente y entro a la habitación. Para su agrado, todas las luces, salvo la lámpara del buró estaban apagadas. Dio unos pasos, y quedo de frente a su marido.
-Que hermosa estas. Quítate la bata y vente a la cama. –Al decir esto, aparto, en abanico los cobertores y la sabana-

Ella hizo lo propio y entro en la cama. El se le acerco y comenzó a dar salida a todos ese ímpetu, que había estado reprimido durante todo el noviazgo, con la certeza de que ella respondería con la misma intensidad. Pero, no era así. Ginetta, solo podía recrear esa primera vez, en que el dolor fue la única sensación que recibió. “Chuy”, la acariciaba y besaba con mayor intensidad conforme pasaban los minutos. Empero, el temor de ella era mayor que el placer que le podían producir las caricias. Sin embargo, se sentía obligada a corresponder, a no parecer insensible o frígida. Por ello, comenzó a fingir, lo cual alentó a su esposo. Así que este, se colocó sobre ella y la penetro. Le costo un poco de trabajo, pues al estar Ginetta tensa, no había lubricado, y por ende, a ella le lastimó no solo la penetración, sino la consiguiente fricción. Pero, ella continuo fingiendo y maquillando esos gritos de dolor, con exclamaciones de placer. Y ello, animaba y excitaba mas a “Chuy”. Durante todo el viaje de novios, la situación no cambio. A su regreso, se fueron a vivir a casa del empresario, quien tenía definido perfectamente el tipo de vida que quería para él y su esposa. Ginetta, había pedido vacaciones para su matrimonio, su luna de miel y los primeros días con su marido. Pero, ya solo le quedaban un par de días y el fin de semana. Por ello, llamo a su trabajo, avisando de que el siguiente lunes se presentaría a trabajar. Junto a ella, se encontraba su marido quien al terminar la llamada, le comentó:

-No es necesario que trabajes. Yo te puedo dar todo.
-Ya lo sé. Pero me gusta mi trabajo.
-Sí, pero... Las esposas deben de estar en la casa, al lado de su esposo. Las mujeres que trabajan, lo hacen porque sus maridos no pueden sostenerlas.
-No se trata de eso. Se trata de que me gusta mi trabajo y me llena de satisfacciones.
-Pues tienes que valorar que es más importante tu trabajo o tu marido.

Continuará………………….

  El Capitán