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viernes, 30 de mayo de 2014

Momentazos: "Uno para enamorarlas, otro para conseguirlas, otro para abandonarlas, dos para sustituirlas y una hora para olvidarlas."




 D. LUIS:
¡Oh! Y vuestra lista es cabal.

D. JUAN:
Desde una princesa real
a la hija de un pescador,
¡oh!, ha recorrido mi amor
toda la escala social.
¿Tenéis algo que tachar?

D. LUIS:
Sólo una os falta en justicia.

D. JUAN:
¿Me la podéis señalar?

D. LUIS:
Sí, por cierto: una novicia
que está para profesar.

D. JUAN:
¡Bah! Pues yo os complaceré
doblemente, porque os digo
que a la novicia uniré
la dama de algún amigo
que para casarse esté.
.
D. LUIS:
¡Pardiez, que sois atrevido!

D. JUAN:
Yo os lo apuesto si queréis.

D. LUIS:
Digo que acepto el partido.
Para darlo por perdido,
¿queréis veinte días?

D. JUAN:
Seis.

D. LUIS:
¡Por Dios, que sois hombre
extraño!
¿cuántos días empleáis
en cada mujer que amáis?

D. JUAN:
Partid los días del año
entre las que ahí encontréis.
Uno para enamorarlas,
otro para conseguirlas,
otro para abandonarlas,
dos para sustituirlas
y una hora para olvidarlas.
Pero, la verdad a hablaros,
pedir más no se me antoja,
porque, pues vais a casaros,
mañana pienso quitaros
a doña Ana de Pantoja.


viernes, 23 de mayo de 2014

Tenorio




 Un día tuve la oportunidad de coincidir con él. Era una cena organizada. Allí estaba aquel amigo de todos que nunca quiso uno. El rey de la fiesta. Su nombre, Juan, siempre había estado en boca ajena. Había escuchado hablar mucho de él, pero hasta ese momento no lo conocí. 
 Rápidamente intuí que estaba frente al “gallo del corral”. Un manipulador en toda la extensión de la palabra. Infiel, misógino enfermizo, siempre buscando a una ingenua “Doña Inés”. Las odiaba, eso estaba claro. Sin embargo, no podía vivir sin ellas. Quise saber hasta donde llegaba su poder. Y entonces decidí lanzarme al vacío.
 Me enfrenté a él y a su triste figura. Perdí. Sus escuderos me hicieron trilla. Fue una osadía por mi parte. Cansado de aquella pleitesía del que no quiere ver, no medí las consecuencias pues no sabía de su protección y de la animadversión hacia mí y los míos. Fue un enfrentamiento de esos de capa y espada. Violento en palabras, violento en gestos.  
 Ahora estoy solo. Me dieron de lado, y mi Doña Inés está ausente. ¡Ay mi Doña Inés! Qué le pasará. Que le estará pasando. ¡Él!, él... murió en un combate contra sí mismo. 
 Una mañana al levantarse, cuando su cuerpo marchitó y la soledad era más fuerte que el destino, no se reconoció en el espejo. Se le cayó el velo dejando al descubierto al tenorio. A ese qué tanto veneraba. Qué tantos veneraban. A Juan. Ya por aquel entonces, Don Juan... Don Juan Tenorio.

    “Llamé al cielo, y no me oyó,
    y pues sus puertas me cierra,
    de mis pasos en la tierra
    responda el cielo, no yo.”

viernes, 16 de mayo de 2014

Partir de nuevo




Y al fin se hizo la luz. Caminando de puntillas, subido a un cable telefónico, un sabio del lugar me auxilió en tan frustrante tarea; para caminar, solo hace falta echar a andar. "Escribir sin mirar atrás"...

viernes, 9 de mayo de 2014

De cuando era yo.




La sinceridad; aquella mentira piadosa que desgarra corazones sigilosos. Aquel lugar donde cómodamente se instalan los cobardes. 
Podría decirles que soy alto, guapo, rubio y maravillosamente encantador. Pero no quiero mentirles. Prefiero ser sincero. 
Soy chaparro, aparente, moreno y tremenda, tremendamente encantador. Al menos así los expresaba a viva voz mi gruesa y risueña abuela. Ahora Dios sabe dónde. Espero que esté bien.
Echo de menos las barcas, los albures, los primos, y la lascividad de las primas. El paseo del río. Los pestiños. A la Gertrudis y los manteles de encaje. 

... las mesas de camilla, la feria en el paseo del río. Los árboles en otoño, las escaleras de la ermita, las paredes encaladas y los cipreses apuntando al cielo...

... los quioscos de chapa, el ambulatorio y las monjas.  

... el albero, los arrozales y los adoquines...

... la casa de María y de Paco...

... mi "arboleda perdida"...

 Ahora, a pesar de lo vivido, sigo siendo ese niño. El del paseo del río. El de los sueños que entran por los sentidos. El de mi pueblo querido.

Sueños perdidos que vagan en el baúl de la memoria esperando a clavarles el anzuelo. 

Ahora lo que toca es decirles que para ser sincero, sin comillas, que mejor sitio que este donde a veces más, a veces menos, se darán cita mis recuerdos... 

Qué delicia esta, la de los sueños...

¡Qué delicia esta la de los versos! 

¡Qué delicia esta... 

¡Ah!, no quiero marcharme sin antes decirles, antes de que se me olvide, qué... no pierdan el tiempo... ¡no pierdan el tiempo! ¡NO PIERDAN EL TIEMPO! 

... y sean sinceros.


viernes, 2 de mayo de 2014

Tú idealizada, ¡tú!






¡Oh tú, amada mía!

¡Oh tú, qué siento aunque aún no existe!

¡Tú qué te inmiscuyes en mi futuro!
¡Tú idealizada!
¡Oh tú, amada mía!
Te veo, te veo grande, fuerte y libre,
Te oigo...
Te oigo cálida, reflexiva y dulce,
Te huelo...
Hueles a constancia y a sacrificio,
A esfuerzo silencioso que no busca reconocimiento, qué no busca recompensa,
A vida, a supervivencia, y a progreso...
¡Oh tú, idealizada mía!
Por ti estoy perdiendo el presente mientras me extravío en el futuro,
Por ti malgasto el juicio y ya no distingo,
Por ti he dejado que se marche lo mejor de lo vivido...  
 ¡Ahora!, ahora que te miro a los ojos comprendo qué, 
¡oh tú, amada mía, ¡tú!.. ¡tú eres la idealizada!