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domingo, 30 de septiembre de 2012

44 vistas del Monte Fuji de Hokusai





"Desde los seis años tuve la manía de dibujar las formas de las cosas. A los cincuenta años ya había publicado infinidad de dibujos, pero nada de lo que hice antes de los sesenta merece tomarse en cuenta. A los setenta y tres ya he aprendido algo acerca de la verdadera naturaleza de las cosas, de los animales, plantas, pájaros, peces e insectos. Por lo tanto, cuando tenga ochenta años habré hecho aún más progresos; a los noventa penetraré en el misterio de las cosas, a los cien ya habré alcanzado un estado maravilloso, y cuando tenga ciento diez, todo lo que haga aunque sólo sea un punto o una línea tendrá vida.
 
Escrito a los 75 años por mí,
en otro tiempo Hokusai,
ahora Owakio Rojin
viejo loco por el dibujo"
 
HOKUSAI

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Me confieso no creyente


           
La evolución de Darwin
Como prácticamente cada día de diario, tras comer en casa (el mejor restaurante del mundo), toca echar una cabezadita en el sofá, pero eso sí, teniendo de fondo la 2 en el televisor. Tras acabar el concurso de “saber y ganar” con el insigne Jordi Hurtado, que sería capaz de amenizar una larga sesión contemplativa del paso de Luna creciente a decreciente, comienza el documental de la siesta. Este documental, sus voces narradoras, “investigadores científicos” en el papel de actores frustrados, leones con nombre y apellidos y demás bichos, bien merecen un futuro relato específico.


Pues sí, resulta que, no ya sin saber muy bien cómo, sino apostando claramente por el postulado sobre la teoría, e incluso los más atrevidos teorizando sobre lo que han postulado otros, llevamos una serie de capítulos (entiéndase como comento al principio, que de cuerpo y mente medio adormilados) sobre la teoría de la evolución de las especies, que, sin lugar a dudas, si se le hubiese ocurrido a un español en lugar de al señor Darwin, aún estarían riéndose de nosotros por el simple hecho de ser posibles descendientes del iluso ocurrente.

Puedo entender una cierta evolución, y más, si unas veces hablamos de miles de años, y dos párrafos más abajo nos metemos con los millones de años. Es decir, que si un poco más erguidos, que si más o menos pelos, que si color de piel, y casos similares. Pero intentar demostrar que de un bichito de nada, por supuesto nadador, (sobre este, la teoría “evolutiva”, por lógica, no dice mucho de dónde salió) y vía años y efectos gráficos asombrosos llegamos a los dinosaurios, y que siguiendo la misma regla de tres, del dinosaurio pasamos a los pájaros (¿para qué crecer para luego empequeñecer?), para justificar la aparición de las alas desde antiguas agallas de los peces, y las plumas, que aparecieron en los dinosaurios de los árboles, me parece cuando menos una prepotente estupidez. Además los muy ilusos, te muestran un fósil que datan en 150 millones de años, con exactamente la misma libélula que hoy en día te puedes encontrar en la terraza de tu piso, para demostrar la estructura de las primeras alas, y no caen en la cuenta de que este mismo caso echa para atrás todo el cuento anterior no ya de la evolución de las especies, sino de su metamorfosis.

Y ya para terminar, aunque no ha salido en los documentales, o ha salido mientras dormía, lo de que el hombre viene del mono. Vamos a ver, que el “hombre especie”, y en base a la teoría de la evolución de las especies, viene del “mono especie”, no se lo cree nadie. Entonces, los monos qué son, ¿retrasados evolutivos?, o dónde está ese casi mono-hombre que sería lógico desde una evolución de una especie a otra; y el mono, ¿de dónde viene?, aquí ya sí que seguro que vuelven o al bichito del agua o a los dinosaurios.

En fín, no me negarán, que creer en todo lo que les he contado, es un acto de fe mucho mayor que el de creer que todo lo hizo Dios, y que a pesar de ser Dios, echó casi una semana. Por eso, yo me confieso no creyente. No creyente en Darwin, claro.

Guerrero

lunes, 17 de septiembre de 2012

Ginetta (Capítulo XIII)


En el capítulo anterior:

-No es necesario que trabajes. Yo te puedo dar todo.
-Ya lo sé. Pero me gusta mi trabajo.
-Si, pero. Las esposas deben de estar en la casa, al lado de su esposo. Las mujeres que trabajan, lo hacen porque sus maridos no pueden sostenerlas.
-No se trata de eso. Se trata de que me gusta mi trabajo y me llena de satisfacciones.
-Pues tienes que valorar que es más importante tu trabajo o tu marido.

A partir de ahí, las cosas cambiaron y fueron de mal en peor. Se desató una lucha de poder que termino, al cabo de un mes, en separación y divorcio. 
Pasado un tiempo, Ginetta, vio la oportunidad de editar una revista de arte, renuncio a su trabajo y se lanzó en esa aventura, su conocimiento de ese rubro, sus variados amigos, escritores, pintores y actores, así como sus múltiples contactos en el mundo editorial, le permitieron desenvolverse con soltura y producir una revista de mucha calidad, que fue acogida por el público amante del arte. Ideó, que por cada revista, tendría un patrocinador principal, que produjera productos de calidad y en la medida de lo posible que estos fueran artísticos. Sobre los productos versarían los primeros artículos de la revista, así como su portada. Desde un principio, se entregó en cuerpo y alma a la preparación, impresión y publicación de su revista. Ella, tenía el suficiente carácter para dirigir todo el proceso, y la experiencia necesaria para controlar la calidad. Lo que no se imaginó, y descubrió en el proceso, era su sensibilidad, la cual, le llevaba a involucrarse y a apreciar, desde una forma sentimental, las obras de arte que contemplaba el principal artículo. Pero, también comenzó a coquetear, de forma velada, con su libido. Plasmando en cada artículo, de manera imperceptible, narraciones que en el fondo solo eran alusiones carnales. Su temperamento, superaba sus frustraciones y temores vividos con sus exesposos. 
Para las portadas y fotografías de la revista, consultaba a un viejo y querido amigo, Alfredo, quien era un reconocido fotógrafo en el medio, amen de que era un mujeriego incansable. Esto, desde luego, tenía sin cuidado a Ginetta, quien con seguridad y aplomo le hacia creer que ella era tan vivida como él. Su relación era ligera y abierta, él constantemente le contaba sus aventuras y del sin número de modelos que pasaban por su estudio, y por él. Ella, aparentando indiferencia, le soltaba una que otra broma. Una noche, alrededor de las diez, sin avisarle, se presentó al estudio del fotógrafo, para pedirle ayuda con unos problemas técnicos que se le habían presentado al preparar la revista. Este, amablemente la recibió y la invitó a que lo acompañara con una copa de whisky, pues acababa de terminar una sesión de fotografías de más de doce horas y estaba relajándose. En realidad, solo iba a tomar esa copa y se retiraría, pues ya solo estaba él en el estudio. Después de que le resolvió sus dudas, comenzaron a platicar de distintos temas relacionados con el arte. Mientras hablaban Ginetta, comenzó a analizarlo.
-En realidad no es guapo. Pensó mientras lo escuchaba. ¿No sé porque es tan atractivo para las mujeres?
  Siguieron charlando y bebiendo moderadamente. La plática, el momento, se tornó agradablemente íntimo. Comenzaron a hablar de la fotografía que capturaba una imagen y captaba una esencia. En ello, estaban cuando él le propuso:
-Me gustaría sacarte algunas fotos. En las que se muestre, no solo tu imagen, sino tu esencia. ¿Estas de acuerdo?
Ella sabía, que su trabajo como fotógrafo, no solo era muy apreciado, sino también costoso. Así que alada y con tono de broma le respondió.
-Pero, yo cobro muy caro por posar.
-Estoy seguro de que llegaremos a un arreglo. Pero, antes que nada, quítate la ropa y ponte esta bata. 

Continuará………………….

El Capitán



miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿Que tú no tienes Facebook?

Debido a que antiguos compañeros del colegio de mi mujer, han organizado una cena de
encuentro, me he visto obligado a entrar con mucho sigilo en esto del Facebook, que tenía
entendido que hacía furor. Los detalles que acompañan este acontecimiento lógicamente
existen, pero no son el tema de este comentario, por lo que no entro en ellos.

La primera impresión, fue de algo más curioso que interesante, es decir, pues ya que estaba allí, pasé un buen rato intentando encontrar a personas conocidas. Primero las más conocidas, cuñadas, cuñados, hermanos de, amigos de, ¡suegra!,...

Encontramos la información, pero tras una saturación de amigos, y amigos que son amigos de otro amigo, o amigos que quizás conozcas, o amigos que les gustaría conocerte, etc., no escribimos nada. Lo intentamos, primero con los más allegados, pero, qué les íbamos a decir, ya hablábamos por teléfono cuando lo necesitábamos. Posteriormente con los más lejanos, aquí simplemente no había nada que decir. Cualquier mensaje que intentamos revelaba un formalismo y ñoñería que no llegaba a cruzar el umbral del ratón. ¡Y qué exposición!, parecía un escaparate. Fotos, aficiones, vídeos, decálogos, citas... En fín, lo dicho, curioso, más que interesante.

No creo que pasaran más de cinco o seis entradas posteriores, en días sucesivos. Ya la curiosidad no tenía la misma fuerza. Las fotos ya vistas, ampliadas, rotadas, marcadas. Las aficiones las mismas, los vídeos irrepetibles. A los diez días o a lo sumo dos semanas, el teléfono era ya el que escribía el pulso de las entradas. - ¿Has visto lo que te he mandado por facebook? - No, llevo unos días sin entrar. - Pues nos vamos a reunir en ... míralo cuando puedas.

Llevé a mi mujer a la cena, había quedado (por facebook) con una amiga cuarenta y cinco
minutos antes con idea de verse e ir juntas al restaurante, dando un paseo. La dejé puntual. Se
pasó los cuarenta y cinco minutos esperando a su amiga, sola. - Perdona, pero es que esta
tarde no he entrado en facebook, no vi tu respuesta.

No hará más de un mes que estuve en un curso de estos de redes sociales y su aplicación a
absolutamente todo. Nos fundaron la importancia del tema en los números de crecimiento,
que eran exponenciales. Noté cierta dificultad a la hora de definir o dar contenido claro a qué
eran o para qué valían las redes sociales, a pesar de los casos prácticos de éxito comentados.

Crecer tanto es lógico, creciendo desde cero, una aplicación gratuita curiosa y tantos cientos
de millones de internautas. Creo que los análisis, hechos por personas y entidades con
muchos intereses no gratuitos, no hacen más que asentar el Principio de Incertidumbre de
Heisenberg (que a mi me gusta extrapolar a casi todo). Bueno, llegados a este punto, no
tengo más remedio que mojarme y jugar al papel de tanto Rapel, pero sin haber dilapidado
cientos de recursos de todos: más rápido que su crecimiento será su decrepitud, que aunque
será igualmente simple de cuantificar, no será tan fácil de ver.

No me hace falta facebook, prefiero el correo electrónico e internet (google), y para hablar,
prefiero mirarte a los ojos, y si no, simplemente escuchar tu voz.



Guerrero