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viernes, 29 de marzo de 2013

Rutina



Esa misma mañana le había prometido amor eterno, igual que ayer, igual que siempre. No sorprendió a Diana. En cambio, esta tensó su mirada cuando escuchó de sus labios que hasta la eternidad tiene un atardecer, y ya era noche cerrada.

Guerrero

** Imagen tomada de la red

martes, 26 de marzo de 2013

Eduardo


Esa misma mañana le había prometido amor eterno. Necesitaba oír esas palabras. Pasaba por una mala racha. Una de tantas. Marisa era así.
Se marchó a la oficina descargando un saco de reprimendas. La convivencia se antojaba cada día más insoportable. Ya no compartían caricias. No compartían confidencias. No follaban.
La autocomplacencia bajo la ducha rememorando secuencias del pasado aderezadas con un poco de imaginación y bastante de asepsia, se había convertido en el único y mejor momento del día. Le satisfacía más que un fugaz momento de felicidad. 
Se encontraba en un callejón sin salida. Atrapado entre el deseo irrefrenable de huir, y el insoportable yugo de la responsabilidad. Jamás perdonará a sus padres la educación que le embutieron en aquel trasnochado colegio.
A través de la ventana del autobús, Eduardo, cayó en la cuenta de que El Caminante recogía sus veladores. Y recordó aquellos desayunos. ¡Qué un lunes al atardecer es tan bello como un domingo al amanecer! Y recordó aquellos paseos y sus largas charlas ¡Qué la Alameda sigue tan carente de escrúpulos y tan mágica como siempre! Y recordó qué allí fue donde sus labios sellaron “su amor para siempre” ¡Qué el piso que compraron a medias ahora está okupado! Y recordó qué hubo un día en el que fueron felices...
Y entonces recordó que... esa misma mañana le había prometido amor eterno.

jueves, 21 de marzo de 2013

Sorpresa


El timbre de la puerta sonó por tercera vez y una anciana de pelo cano y ensortijado apareció tras la puerta. La mire a los ojos y desconcertado le pregunté por María, aquella chica que había conocido el día anterior y me había dado su dirección. Pareció no entender mi pregunta, así que tímidamente volvía a preguntarle. Arrastrando las palabras me respondió que no conocía a ninguna María. Caí en la cuenta del engaño y me reproché no haberle pedido el número de su móvil, sólo me habría costado una llamada y no medio día en atravesar toda la ciudad.

El Capitán

Superlópez

      Cuando se acercó a verlo era demasiado tarde. Él era la persona que hacía una semana que andaba buscando. Lo encontró tumbado en el suelo boca abajo y con la cara enterrada en un charco de sangre. Pudo reconocerlo por la capa roja y el cabello engominado. A su lado, también bañada en sangre, María. Periodista, y su chica desde los dieciséis. María siempre creyó en él. En su talento e ingenio como cineasta independiente. Mario le había prometido una vida repleta de glamour. De opulencia.
A Mario le fascinaba “Solo ante el Peligro”. La época dorada de Hollywood. El Guateque. Bette Davis y “¿Qué fue de Baby Jane?”. Bernard Hermann y la sofisticación de Perkins. Antes, se enfrentaba a la vida como si de un gran escenario se tratase. Todo se resolvía de golpe y porrazo. Ahora, ha encontrado la estabilidad ocupando un puesto en una sucursal en un pueblo de la sierra norte. Está contento. Lleva uniforme. Chaqueta y corbata. Aunque algo contrariado pues, han quitado la última cabina telefónica que seguía en pie.
Un año hacía que los médicos le habían diagnosticado una regresión progresiva hacia la infancia. Esta dolencia lo tenía recorriendo las calles sumido en un profundo delirio.  Hasta tal punto llegó su delirio que se precipitó al vacío con María agarrada por la cintura. Algunos testigos lo oyeron decir antes de la zabullida;

- Tranquila, yo te sujeto.
- ¿Qué me sujetas? ¿Y quien te sujeta a ti?
   
María creyó en él hasta el final. Hasta ese momento antes. Mientras caía pensó que su chico no había cumplido con su promesa.  Él que había  cimentado su futuro en el pasado, había perdido de vista el centro de la diana. Supongo que otro lunes se la antojaba eterno. No corren buenos tiempos para los superhéroes utópicos, y más para alguien como López... Mario López... Superlópez...
PD: Lex Luthor quedó consternado ante la noticia. La vida es así (¡cuánto odio esta frase!)

lunes, 18 de marzo de 2013

Compraventas



Cuando se acercó a verlo ya era demasiado tarde. Su amigo Eusebio había firmado las cinco copias que sellaban la compra de su vivienda y su hipoteca ante notario. En una mañana había pasado de ser libre como el viento a esclavo con amos y dueños. El director del banco esbozando una abierta sonrisa estrechó su mano para celebrar el final feliz de la operación. A partir de aquél momento, nunca más volvería a dormir tranquilo. Ahora era propietario, pero no de su tiempo.

Guerrero

viernes, 15 de marzo de 2013

Carta al destino


Insisto en que mañana será tarde. Tarde para empezar desde cero. Para creer que una segunda oportunidad traerá la tan anhelada recompensa. Mañana es hoy y ahora. Y digo esto, mientras el pasado se esfuma como espuma en la mar. Cada sílaba de estas palabras grita al caer, despreciando, pidiendo una ayuda que por ahora no llegará. No corren buenos tiempo para la lírica. No corren. Y con esto es más que suficiente. 

A ti que oyes el murmullo de las olas al chocar contra la piedra. Recoge estas lineas, mételas en un saco y anúdalo lo más fuerte que puedas. No es soberbia. Es que yo no puedo. Cuando pase todo esto, te pediré que me las devuelvas. A cambio, solo una cosa. Sácalas del saco, y vuelve a metérmelas dentro.

Gracias y recibe un saludo, de este tu cordial amigo.


´Jesús´  

martes, 5 de marzo de 2013

"El medio no justifica el fin"



"Cansado de qué las palabras ahoguen los hechos, tomo la determinación de dejar todo a mi criterio"

'Jesús'