Cuando se acercó a verlo ya era demasiado tarde. Su amigo Eusebio había firmado las cinco copias que sellaban la compra de su vivienda y su hipoteca ante notario. En una mañana había pasado de ser libre como el viento a esclavo con amos y dueños. El director del banco esbozando una abierta sonrisa estrechó su mano para celebrar el final feliz de la operación. A partir de aquél momento, nunca más volvería a dormir tranquilo. Ahora era propietario, pero no de su tiempo.
Guerrero
¡Qué verdad! "En una mañana había pasado de ser libre como el viento a esclavo con amos y dueños." Así de efímero, así de perpetuo. Me apunto la frase para la lista.
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