Páginas

Translate

miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿Que tú no tienes Facebook?

Debido a que antiguos compañeros del colegio de mi mujer, han organizado una cena de
encuentro, me he visto obligado a entrar con mucho sigilo en esto del Facebook, que tenía
entendido que hacía furor. Los detalles que acompañan este acontecimiento lógicamente
existen, pero no son el tema de este comentario, por lo que no entro en ellos.

La primera impresión, fue de algo más curioso que interesante, es decir, pues ya que estaba allí, pasé un buen rato intentando encontrar a personas conocidas. Primero las más conocidas, cuñadas, cuñados, hermanos de, amigos de, ¡suegra!,...

Encontramos la información, pero tras una saturación de amigos, y amigos que son amigos de otro amigo, o amigos que quizás conozcas, o amigos que les gustaría conocerte, etc., no escribimos nada. Lo intentamos, primero con los más allegados, pero, qué les íbamos a decir, ya hablábamos por teléfono cuando lo necesitábamos. Posteriormente con los más lejanos, aquí simplemente no había nada que decir. Cualquier mensaje que intentamos revelaba un formalismo y ñoñería que no llegaba a cruzar el umbral del ratón. ¡Y qué exposición!, parecía un escaparate. Fotos, aficiones, vídeos, decálogos, citas... En fín, lo dicho, curioso, más que interesante.

No creo que pasaran más de cinco o seis entradas posteriores, en días sucesivos. Ya la curiosidad no tenía la misma fuerza. Las fotos ya vistas, ampliadas, rotadas, marcadas. Las aficiones las mismas, los vídeos irrepetibles. A los diez días o a lo sumo dos semanas, el teléfono era ya el que escribía el pulso de las entradas. - ¿Has visto lo que te he mandado por facebook? - No, llevo unos días sin entrar. - Pues nos vamos a reunir en ... míralo cuando puedas.

Llevé a mi mujer a la cena, había quedado (por facebook) con una amiga cuarenta y cinco
minutos antes con idea de verse e ir juntas al restaurante, dando un paseo. La dejé puntual. Se
pasó los cuarenta y cinco minutos esperando a su amiga, sola. - Perdona, pero es que esta
tarde no he entrado en facebook, no vi tu respuesta.

No hará más de un mes que estuve en un curso de estos de redes sociales y su aplicación a
absolutamente todo. Nos fundaron la importancia del tema en los números de crecimiento,
que eran exponenciales. Noté cierta dificultad a la hora de definir o dar contenido claro a qué
eran o para qué valían las redes sociales, a pesar de los casos prácticos de éxito comentados.

Crecer tanto es lógico, creciendo desde cero, una aplicación gratuita curiosa y tantos cientos
de millones de internautas. Creo que los análisis, hechos por personas y entidades con
muchos intereses no gratuitos, no hacen más que asentar el Principio de Incertidumbre de
Heisenberg (que a mi me gusta extrapolar a casi todo). Bueno, llegados a este punto, no
tengo más remedio que mojarme y jugar al papel de tanto Rapel, pero sin haber dilapidado
cientos de recursos de todos: más rápido que su crecimiento será su decrepitud, que aunque
será igualmente simple de cuantificar, no será tan fácil de ver.

No me hace falta facebook, prefiero el correo electrónico e internet (google), y para hablar,
prefiero mirarte a los ojos, y si no, simplemente escuchar tu voz.



Guerrero

1 comentario:

  1. Desde luego, a mí me ocurre algo parecido... no sé para que sirve facebook, o al menos, yo no le encuentro la utilidad. Si eres un poco voyeur, ¡te vale! Como bien dices, un enorme escaparate... donde todo parece de color de rosa, añado. Donde la idea del sueño americano del éxito se eleva a la enésima potencia. Protagonismo y narcisismo van de la mano.

    ResponderEliminar