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jueves, 20 de diciembre de 2012

"Mejor Manolo"

     Era como otro día cualquiera, de un mes cualquiera, de un año cualquiera. ¡Cualquiera diría qué era martes dieciocho de diciembre de dos mil doce! ¡Ya estamos otra vez en Navidad! Un día típico de invierno en la ciudad de Sevilla. Frío y humedad que cala hasta los huesos.
     En la mañana, Jesús, frente a un café con leche y una entera de mantequilla y york, atisbó en una de las páginas aceitosas de la prensa local, un pequeño titular que anunciaba la convocatoria a la presentación del nuevo libro de Elvira Lindo: "Mejor Manolo"¡A las ocho en punto de la tarde. Eran las ocho en punto de la tarde! Jesús fue el primero en llegar. Otra excusa más para quedar. Guerrero como siempre, descolgó su lienzo del caballete y guardó sus pinceles, para acudir puntual a la cita.
     La Biblioteca Pública Infanta Elena, es un lugar lleno de contrastes. Bajo su estructura de ladrillo, cristal y hormigón, se esconde un sin fin de pequeños microrrelatos, atendiendo al lenguaje no verbal de los habituales. Junto al estudiante boli-helicóptero, se encuentran jubilados lectores compulsivos de prensa, parados, amas de casa y aficionados-piratas al séptimo arte sin más afán que el de ahorrarse las perras en el videoclub, que después gastaran en empapar sus gargantas de cerveza y nostalgia pasajera. Pero la que aquí se dio cita, es la fresca, progre y casposa society sevillana. En la qué me incluyo ¡Lleno hasta la bandera! 
       Me sorprendió Elvira. Como no la conocía, le había puesto cara de señora mayor. Y no era tan mayor. El resto podría pasar por lo que había imaginado. Las presentaciones de libros son arriesgadas, en un breve espacio de tiempo se debe acertar con el mensaje que se quiera transmitir, y no debe ser fácil. Para mi gusto se orientó demasiado la charla hacia el humor -un ramplón humor fácil-, tal vez empujado por la señora que hacía de entrevistadora. Fue valiente o tal vez sincera al comentar que volvía a escribir -diez años después- de Manolito Gafotas, por dinero entre otras cuestiones. Es de agradecer una ventana tan claramente abierta para conocer mejor la relación autor-obra.
     Usó una frase, creo que de un traductor japonés o editor, para resumir lo que era Manolito Gafotas - el primitivo -, que según la autora a ella le encantó: dijo que el personaje era inocencia y perspicacia. Dudo de la última palabra, pero la primera es segura. Se le invitó a que leyera unas hojas de la nueva novela y escogió, en contra de la elección que había hecho la entrevistadora, el capítulo del "Reloj Casio" o "El Cronometrador". Si no hubiese comprado la novela nada más llegar, no la habría comprado tras escuchar esta lectura. Manolito había perdido claramente la frescura y la inocencia, recurriendo al chiste fácil en muchas situaciones, y se había deslocalizado en el tiempo y en el lugar, con referencias a hechos de actualidad (hoy, mañana no) como el yerno del rey y un tío en Japón. Una lástima.      Ojalá la lectura de la novela completa cambie este parecer, ya me gustaría. Jesús me insistió en quedarnos para que me firmara mi ejemplar, pero tenía que hacer la cena. Nos despedimos en la puerta con el propósito de escribir una crónica del evento.

Guerrero & Jesús

2 comentarios:

  1. Solo comentarte que, en cuanto a que Manolito es inocencia y perspicacia, estoy completamente de acuerdo con los dos términos, porque Manolito es inocente, pero con esa inocencia de los niños que va más allá, pues encuentran el significado de las cosas de una manera espontánea, y cargada de inteligencia. El resto te escribo a tu mail. Besos, Guerrero (no me mates con tu espada, jeje)

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    1. Desde luego Puri. Tienes razón. Pero como a bien tiene Guerrero de dejar caer una reflexión que sabe a sentencia; ¡Manolito se ha hecho mayor! Así me lo hizo ver durante la presentación, y en lo cierto está. Este Manolito ya parece encorsetado.

      Gracias por el comentario.

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