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jueves, 22 de agosto de 2013

EL BESO (Séptima entrega)


EL BESO
(Séptima entrega)

            Durante el trayecto a casa de los familiares la conversación fluyo sobre diversos temas, como si se conocieran de toda la vida. La comodidad y libertad con que departían era una sincera muestra de la empatía que se daba entre ellos. El cautivado por la belleza de ella, y esta impresionada por la personalidad de él. Hacían del momento algo único. Parecía como si se conocieran de toda la vida, como si uno fuera el complemento del otro. El trayecto, a pesar del intenso trafico de la ciudad, se hizo corto. Pero, al fin llegaron a casa de su familia. Sin mucho animo de despedirse, él le comentó:
-Bueno. Pues ya llegamos.
-Si. No tardamos mucho.
-No. Se ha ido rápido el tiempo. Por cierto, me habías comentado que hoy podemos comer juntos. Pero que te gustaría cenar con tus familiares.
-En efecto. Hace tiempo que no vengo y quieren que cenemos juntos esta noche. ¿Pero, ya habíamos quedado para comer tu y yo, hoy?.
-Si. Claro y espero que te guste el pescado pues te voy a llevar a comer a un restaurante que me encanta.
-El pescado me gusta mucho.
-Pues entonces este lugar, te va a encantar. ¿A que hora te parece bien que pase a recogerte?
-¿A que hora comes tu?
-Por mi no hay problema. Me adapto a tu horario.
-Por mi tampoco. Dime a que hora puedes pasar por mi.
-Bueno. Si te arece bien, pasó como a las dos, para comer como a las dos y media, tres.
-De acuerdo.
            Se despidieron, a la entrada de la casa de sus familiares. De nueva cuenta, le tomo por sorpresa el doble beso. El subió al automóvil y se marcho. Como lo comentaron, Charly se presentó a las dos en punto. Llamó a la puerta y de inmediato salió una Rosi, llevaba un vestido casual de tono claro, su melena al aire y el maquillaje indispensable para resaltar sus alegres labios y bellos ojos. El soltó un espontaneo:
-¡Que guapa¡
-Gracias. Muy amable.
            Camino al restaurant, charlaron de muchos temas y de ninguno en particular. Al fin llegaron a restaurant, se llamaba Contramar, estaba a unos metros de la fuente Cibeles. En la puerta estaba Mau, uno de los gerentes, quien al reconocer a Charly, le saludo familiarmente y lo invito a pasar. Dentro, guio a la pareja hasta una mesa y una vez instalados, se despidió, volviendo a su puesto. Al cabo de unos minutos, se acerco el mesero, quien les entrego dos cartas. Charly, le sugirió que probara el esmedregal, pescado muy fino, de Campeche, a lo cual Rosi accedió. Como entrada, sugirió tacos al pastor de pescado y pidió una botella de vino blanco, un albariño. La comida transcurrió, con una amena charla, en la que comenzaron a recodar la forma en que se conocieron. La hermosa ciudad de Praga y todos los rincones y lugares que visitaron. Parafraseando a Ingrid Bergman, en la película Casa Blanca, le dijo:

Continuará………

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