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jueves, 18 de octubre de 2012

Autoestima



Se va poniendo nerviosa a medida que avanzan las estaciones, dos más y llegará a su destino. Se pone de pie, se acerca a la salida. Frente al cristal se retoca. Se baja y busca veloz con la mirada. Chaqueta azul y pañuelo -dijo-, mas nadie la está esperando. El tren arranca, y deja que se encuentren uno frente al otro, en andenes distintos. Inmóviles, sus ojos son los que hablan. Han sido tantos mensajes... Él es como un príncipe azul, mucho mejor de como se lo había imaginado.
- ¿Adela?
- ¿Juan?
- No te muevas, voy a tu encuentro.
Juan recorre el largo andén y desaparece al bajar las escaleras que cruzan la vía. Un nuevo tren llega. Se abren las puertas y algo en su interior se cierra, duda, y justo con el pitido final Adela sube, atemorizada. Hace años que dejó de creer en los cuentos de hadas. Cuando llegue a casa, eliminará de nuevo la cuenta de correo.

Guerrero

** Imagen tomada de la red

1 comentario:

  1. Estos últimos relatos que publicaste en el blog, ya empiezan a ser historias de más largo recorrido. Creo que estás buscando billete hacia metas más complejas. El tren esperará en la estación hasta que tú llegues. Quizás al principio no encuentres una princesa de cuentos esperándote. Lo que sí espero es que no te ocurra como Adela, y que con el pitido final subas al vagón de vuelta. No creo que sea un problema de autoestima.
    ¡El relato! Qué puedo decir... como siempre, una delicia. Y no lo digo por cumplir.

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