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sábado, 19 de enero de 2013

A mil revoluciones por minuto



Con cuidado para que no se les caigan los alfileres, Cenicienta cuelga en el tendedero a su madre y hermanastras. Toda esta semana ha estado lloviendo y venían del paseo llenas de barro.
- ¡Cenicienta, rápido!
- ¡Cenicienta, corta leña y prepara el baño!
- ¡Cenicienta, quítanos esta ropa sucia!
- ¡Cenicienta!
- ¡Cenicienta!
- ¡Cenicienta!
Esta vez, Cenicienta no ha tenido más remedio que centrifugarlas.

** Con este relato participé en una edición de Diciembre del REC (Relatos en cadena), la frase inicial era un requisito. 

Guerrero

1 comentario:

  1. Muy ocurrente. No lo había pensado antes. El centrifugado... creo qué este país necesita un buen centrifugado... Enhorabuena por el relato. Creo en lo que dices.

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