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viernes, 20 de diciembre de 2013

1980-2010 SEXTA ENTREGA

1980-2010

CAPITULO II
(Sexta entrega)

            Sin escuchar protestas de su parte, seguí con mi labor en su cuello y mis brazos rodeando su espalda. Intuí que mis besos, estaban surtiendo sus efectos en el animo de Angélica, pues su respiración se volvió mas profunda. Las caricias se tornaron atrevidas y la respuesta fue una tacita aceptación. Tranquilamente me incorpore, la tome de la mano y con voz suave y anhelante, le pedí que me acompañara. Dócilmente me siguió hasta la recamara. De pie a lado de la cama, comencé a besarla con intensidad, con mis manos en su espalda la atraía hacia mi, tan fuerte como podía. Nuestras bocas se unieron y comenzaron una frenética batalla. Mientras esto sucedía, desabroche su vestido y le baje el cierre, lo que dejo al desnudo una hermosa y apetitosa espalda. Fui un poco torpe al tratar de desabrocharle el brasier, pero una vez que lo logre, fue una delicia recorrer su espalda. Comencé a descubrir su pecho, ella rápidamente, hizo lo propio, y la parte superior de su vestido quedo sujeto a su cintura, dando paso a unos frondosos y enormes pechos. No resistí el espectáculo, de inmediato me prendí a ellos, como famélico recién nacido. Con cierta facilidad, corrí el cierre de su diminuto vestido y este cayo al suelo. De inmediato, baje sus medias y bragas lo que dejo al descubierto su hermosa entrepierna, mientras nos besábamos frenéticamente, puse mi mano en su sexo y sentí como estaba húmedo. Sin dilación me quite la ropa y nos tumbamos sobre la cama. El escarceo duro unos minutos, para de inmediato comenzar a hacer el amor y lo hicimos hasta quedar exhaustos los dos.

CAPITULO III

            En el trabajo, la relación con Paolo continuo como en un principio. Su distancia, frialdad e indiferencia a mi labor, me desconcertaban. En cambio con los demás miembros de la dirección tenía muy buen trato. Como era el caso de Luz Elena, con quien día a día, tenia mas confianza. Por otra parte con Salvador, quien era un poco mayor que yo, comenzó una buena amistad, por cierto, resultó ser excelente amigo de Pancho, un compañero, en mi anterior trabajo. Curiosamente, con Carmelita De Alba, me entendí muy bien. Y digo curiosamente por su edad, ya que estaba a punto de jubilarse. De cabello casi cano, tez blanca y figura regordeta, no me tomaba muy en serio. No porque no hiciera lo que le pedía, sino porque lo hacia en su ritmo, sin preocuparse de la urgencia. Pero su desenfadado desempeño y dulce carácter me anulaban cualquier reacción negativa. Hoy al cabo del tiempo, me doy cuenta de que con estas tres personas y con Angélica, fue con quienes mas identificado estuve en el tiempo que duré en la empresa.
            Al cabo de dos meses, platicando con Luz, salió a colación mi relación con Paolo.
-No sé porqué Paolo, me trata de esa manera. No sé qué le hice.
-Tu no le hiciste nada.
-¿Y entonces porque es así?


Continuará…………

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