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viernes, 14 de febrero de 2014

San Valentín: "En el Cielo te Amaré"




  Valentín, hijo y nieto de equilibristas y tataranieto de la mujer barbuda, fue uno de los afortunados que conoció el amor verdadero. Fue un flechazo. De esos que duran hasta que la muerte los separe. 
  Estuvo esperando ese momento desde que era un crío. Inmaduro para el resto de menesteres, anduvo obsesionado por una cuestión que le sumía en el ensimismamiento más profundo. Una edad del pavo prematura. Esta angustia vital consistía en la inquietud que le provoca el saberse cerca de la que sería la mujer de su vida y no ser capaz de darse cuenta de ello. Así pasó su niñez y adolescencia. Hasta el día en el que las yemas de sus dedos rozaron sus muñecas en un más difícil todavía. Sus miradas se fundieron como el metal al fuego, al rojo vivo.
  Mientras sus cuerpos caían al vacío. El silencio entre el público se hizo angustioso. Después vino el griterío. Ellos a lo suyo. Un fino reguero de sangre corrió por la comisura de sus labios después de empotrarse sus cuerpos contra el suelo. En ese mismo instante, sus almas se unieron para siempre. Las suyas y la de muchos otros. La de todos los que aquella tarde decimos pasarla bajo la carpa de aquel circo. Su relación duró eso, un instante. Apenas unos segundos. Pero fue la más intensa que he conocido. De esas situaciones traumáticas imposible de olvidar. 
  De allí, de la carpa, del público que acudió aquella tarde, salieron una treintena de parejas. Desconocidos todos. De estas parejas, más de la mitad tuvieron hijos y a su vez nietos. Esos hijos y esos nietos también fueron pareja. Algo mágico había ocurrido. No era normal. Casi todos querían ser trapecistas, y el que no, jefe de pista, tramoyista, domador de leones, payaso o la mujer de goma. Se escribieron cuentos, poemas, relatos cortos, microrrelatos. Hasta el cine se interesó por su historia. "La historia de amor jamas contada". Así titularon la película de dos horas y media de duración que resultó ser un éxito a nivel mundial. 
  Miles de admiradores visitaban su tumba para rendirles tributos. Flores, velas, coronas y todo tipo de objetos adornaban el santuario. Jamás imaginé que esto pudiera ocurrir. Yo estuve allí aquella tarde. Mi vida cambió para siempre tras la publicación de mi libro "En el cielo te amaré". Una bazofia convertida en best-seller lista para usar y tirar. A lo que sucedió allí nadie puede darle nombre. Parece que a todos los presentes nos estuviera esperando ese momento al igual que a Valentín. El momento en el que se dio cuenta de que estaba ante la mujer de su vida.    

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