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lunes, 4 de febrero de 2019

Dirección




Una señal clavada en el suelo marca direcciones. Junto a ella se cruzan todo tipo de sesgo; hombres gordos, hombres panzones, chicas bellísimas, altos y bajos, en grupos, solitarios felices e infelices solitarios. Señoras con falsos abrigos de piel. Algún extraviado al que le ha pasado por encima el tren de la vida, guiándose con un mapa entre sus manos. Una guapísima morena de ojos azules con su cámara reflex colgada al cuello. Un motorista descafeinado con más huesos que carne. Una podre desgraciada a la que la vida, no por no ser valida, que lo es y mucho, le ha pagado como solo a los buenos y claros se les paga. Un chico tomándose un helado en pleno febrero. Los de la oficina; los que marcan la moral y la ética de una vida adornada de cornamentas, estómagos como vacas y cubatas a media-tarde con la sola idea de llegar a casa borracho sin que se le note, para acomadar su sesera llena de prejuicios en la sabana limpia y planchada. La chica del ordenador. El mochilero. Dos marroquíes en la esquina. El nativo es el que fuma. Un ex-policía nacional y su señora colgada de su brazo. Una latino-americana, empleada del hogar cargada de bolsas de la comprar y vestida de una época que dejó de existir y que algunos desearían que volviese.
Todos en un sesgo de direcciones. Y entonces me pregunto: y, ¿dónde estoy yo?

2 comentarios:

  1. ¿Dónde estás tú?... ¿Y tú me lo preguntas?... Tú eres uno de esos tipos, escoge el que quieras. Yo me quedo junto a la señal, clavado en el suelo, esperando que se ponga el semáforo en rojo que es cuando me gusta cruzar, siempre a contracorriente...

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    1. ... yo también me voy a quedar clavado en el suelo hasta qie pase todo esto. No me gusta lo que veo, ni en una, no entra dirección. Gracias JL ppr tu cometario...

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