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miércoles, 27 de noviembre de 2013

1980-2010 CAPITULO I (Tercera entrega)

1980-2010

CAPITULO I
(Tercera entrega)


            Todos los privados, salvo el del director y los subdirectores, eran de cristales transparentes, de tal manera, que todos quedábamos a vista de todos. A media mañana se presentó una joven.
-Buenos días. ¿Tu eres el nuevo?
            Me tomo por sorpresa la visita y la pregunta. De lentes, delgada y de baja estatura, se desenvolvía con seguridad y soltura.
-Si entré ayer. –respondí dubitativo-
-Soy Luz Elena. Estoy a cargo de las concesiones de la empresa.
-Mucho gusto. Yo estoy a cargo de los inmuebles de la empresa.
-Si ya lo se. ¿Y porque no te ha presentado Paolo?
-Tal vez lo haga mas tarde.
-Ven te voy a presentar con los demás.
            Me llevo de privado en privado, presentándome a todos y salvo ella, todos eran hombres. Me recibieron cordialmente y se ofrecieron a ayudarme en lo que necesitara. Me presentó con las Carmelitas, mujeres de mas de setenta años, que llevaban media vida trabajando en la empresa y con Esperanza, que estaba asignada a la subdirección administrativa. Finalmente, me presentó a las secretarias del Director. Me mostro su privado, que quedaba a la derecha del privado del director y me acompaño de vuelta al mío.
-Pues, ya está. Ya conoces a todos y todos te conocen a ti.
-Que amable de tu parte, haberme presentado con todos.
-Bueno, en lo que pueda ayudarte, avísame.
            Se despidió y se fue a su privado. Solo faltó que me presentará al Director, pero me imagine que eso tendría que hacerlo mi jefe. Así que solo sería cosa de esperar. Recordé las dos entrevistas previas que tuve con él, antes de entrar a trabajar. En ellas, me comentó que habíamos tres candidatos para el puesto y que yo era el menos calificado para el mismo. No obstante ello, le dije que me esforzaría por estar a la altura. Siempre fue lacónico y tenía pocas esperanzas de conseguir el trabajo. Por ello, cuando me llamarón para avisarme que me iban a contratar, me desconcerté y alegré. No supe muy bien, que pasó, ni quien tomó la decisión final, pero el puesto me lo dieron a mi.
            Al final de la jornada, comencé a guardar mis cosas en mi escritorio, cuando sonó el teléfono. Era Paolo:
-Aun no te puedo recibir. Espérate y luego te llamó.
            Me espere mas de una hora y no me llamaba. Estaba a punto de ir a su privado y preguntarle a que hora me recibiría, cuando lo vi salir, con sus cosas. Salte como resorte de mi sillón y lo alcancé en el elevador.
-Me dijiste que te esperara.
-Ah, si. Se me olvido. Mañana te llamo y vemos tu plan de trabajo.
-De acuerdo.
            El elevador llegó, ambos entremos y descendimos, sin pronunciar palabra, el se bajo en el estacionamiento para los ejecutivos de la empresa y yo desconcertado en la planta baja.
            Por la mañana, cerca de la hora de entrada, lo primero que hice fue dirigirme a la gerencia de Recursos Humanos y ahí estaba ella, Angélica. Al ver que el lugar de Andrea estaba vacío, presumí que no había llegado, por ello, le pregunte desenfadadamente:
-¿Y Andrea?
-No tarda en llegar. ¿Se te ofrece algo.?
-Nada. Solo venia a saludar.
-¿Solo a ella? –preguntó con una sonrisa irónica-

Continuará……….

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