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jueves, 14 de noviembre de 2013

1980-2010 Capítulo I (Primera entrega)


1980-2010

CAPITULO I
(Primera entrega)

1980


            En cuanto llegue a la gerencia de personal a firmar mi contrato, me llamó de inmediato la atención una chica con un cuerpo escultural.
-Buenos días. -Me presente, ante la joven- Me dijeron que pasara aquí a traer mis documentos y firmar mi contrato.
-Si ya sabíamos que ibas a venir. Pasa con Andrea.
            Andrea una mujer madura, de ojos claros y cabello castaño, con una amable sonrisa me dio la bienvenida.
-Que bueno que te integras a la empresa. Cuando tengas alguna duda o comentario, con mucho gusto te atenderemos. De cualquier forma, cuando gustes visitarnos, las puertas están abiertas.
            Una vez que entregue mis documentos y firme mi contrato, me despedí de Andrea, dándoles las gracias. Al pasar frente a la joven, le dije:
-Bueno, ya estoy en la empresa.
-Bienvenido, me respondió.
-Por cierto, cómo te llamas.
-Angélica.
            Al decir su nombre, broto en su cara una encantadora y prometedora sonrisa. A la cual correspondí con otra.
-Pues que tengas un excelente día Angélica.
            La compañía estaba en un edificio de doce o catorce pisos, mi oficina se encontraba en el noveno. Subí y me dirigí al privado del subdirector, Paolo Bacha. Toque en su puerta y del interior se escucho:
-Adelante.
            Abrí la puerta y dije:
-Buenos días Paolo.
-Buenos días. Permíteme unos minutos y en seguida estoy contigo. -me dijo desde su escritorio-
            Prudentemente me salí de su privado y espere afuera. Al cabo de unos ocho o diez minutos, salió y me comentó, señalándome un privado que daba al oriente de la ciudad.
-Mira, este es tu privado. Aquí puedes instalarte y Lupita –con la mirada se dirigió a una jovencita, que presumí era la secretaria- te puede ir poniendo al tanto de los asuntos que están pendientes.
-De acuerdo –respondí-
-Hoy estoy un poco ocupado. Ve analizando los asuntos y mañana a las once nos reunimos para hacer un plan de trabajo.
-De acuerdo.
            Pasé a mi privado, era de buen tamaño. Obviamente, no tan grande como el de Paolo, pero agradable. Mi escritorio estaba orientado hacia dentro del piso, quedando a mi espalda la fachada de cristal del edificio. Todos los privados daban a la fachada y al centro del piso, se encontraban las secretarias. Acatando las instrucciones de Paolo, le pedí a Lupita que pasara a mi despacho.
-Buenos días Lupita.
-Buenos días.


Continuará…………

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