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martes, 26 de noviembre de 2019

3:33. La hora de los muertos.

  

  Tenía una abertura en el techo: bandadas de palomas, nubes y torres se desplomaban sobre ellos. Las avenidas eran como surcos infinitos de lava calcinada y entibiada que se perdían en el horizonte. Aquellas cuatro jóvenes habían decidido abandonar su pueblecito de menos de cinco mil habitantes para trasladarse a la capital con la intención de cursar el primer año de psicología. Aún no habían saboreado las mieles del fracaso cuando un imprevisto les vino a acompañar. El vehículo donde se trasladaban volcó en la mediana como consecuencia de un reventón de la rueda situada en el lado del conductor provocando la colisión en cadena de varios coches que venían en dirección contraria. Lo que comenzó siendo un viaje iniciatico de cuatro esperanzadas adolescentes, acabó en tragedia.
   María despertó al cabo de una semana desorientada y empotrada en la cama de la habitación de un hospital.
   Un par de auxiliares pertrechadas con todo tipo de material de aseo, abordaron entre chismorreos altisonantes la quietud de la estancia.
   —¿Qué tal estás María? -Fue entonces, y solo entonces, cuando supo que es lo que había ocurrido.
   Comenzó a agitarse en un ataque de nervios, pero sus manos sujetas por sus muñecas al lecho impidieron que pudiera incorporarse. Hizo lo mismo con sus pies. De igual manera le habían maniatado por los tobillos en una clara intención por impedirle la movilidad. Gritó como poseída. Maldijo a las allí presente hasta que masculló bajo un grito desgarrador el nombre de cada una de las chicas que la acompañaban el día del fatídico accidente. No consiguieron identificarlas. No dieron con su origen. Nadie las reclamó. Aquel día, María, única superviviente en el accidente, acabó ingresada en el Sanatorio de San Andrés. Entre sus pertenencias encontraron alojado en unos de los bolsillos de su chaqueta el nombre de las tres chicas que fallecieron de manera fulminante a cinco mil kilómetros de distancia del lugar del siniestro en circunstancias que no se pudieron aclarar y de donde era originaria María. María circulaba sola al volante de su vehículo cuando a las 3:33 de la madrugada, sus tres mejores amigas fallecieron tras volcar su vehículo cuando regresaban de una noche de fiesta. María despertó a las 3:33h de madrugada empotrada en la cama del Sanatorio de San Andrés.

2 comentarios:

  1. Hola Jesús, gracias por tu relato.
    Un poco de lío me hago con los vehículos y accidentes pero el fondo es interesante.
    Abrazos

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  2. Gracias Guerrero. Prometo esmerarme para que en futuras ocasiones pueda ser más claro y me explique mejor.

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