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miércoles, 8 de enero de 2014

1980-2010

1980-2010

CAPITULO III
(Octava entrega)

            La relación con Luz Elena marchaba de maravilla. Era atenta, amable y siempre me alentaba o consolaba, según la actitud de mi jefe. Sin embargo, todo ello cambió cuando se enteró que salía con Angélica. A ciencia cierta, no se como pudo saberlo, pues éramos discretos en nuestra relación, sabíamos que una de las reglas no escritas de las empresas era la discreción y otra la prohibición de tener relaciones sentimentales entre empleados. Pues bien, una tarde, estaba trabajando en mi privado, cuando llegó Luz y después de saludarme, me preguntó:
-¿Andas con alguien en la empresa?
-¿Por qué la pregunta?
-Me comentaron que sales con alguien de personal.
            Un poco incomodo respondí.
-Bueno, lo que hagamos fuera de la empresa es puramente personal.
-Ya me contestaste.
            Salió del privado y se fue al suyo. A partir de ese momento, su actitud hacia mi cambio diametralmente. Cuando iba a saludarla a su privado, se excusaba por no poder atenderme ya que tenia mucho trabajo. Cuando coincidíamos en el elevador, fuera del:
-Buenos días.
            O del:
-Buenas tardes.
            Poco hablábamos. En cambio, se volvió una asidua visitante al privado de Paolo. Me relación con Angélica, en cambio, iba de maravilla, salíamos al cine, a cenar a bailar y nos divertíamos enormemente. No obstante, comencé a ver opciones para cambiar de trabajo. La oportunidad se presentó al año de haber ingresado en la empresa. Una importante compañía trasnacional se intereso por mi. Negocie mi sueldo y este se incremento en un treinta y cinco por ciento. Lo cual, me vino de maravilla. El día que termine todos los ajustes con la nueva empresa, les pedí quince días para entregar mi puesto, a lo cual accedieron gustosos. Ese mismo día, redacte una irónica renuncia y me presenté con Paolo a su privado.
-Toc, toc –dije en el dintel, de la puerta abierta- ¿se puede?
-¿Qué quieres?. –respondió con molestia-
            Pasé, me senté en uno de los sillones que tenia frente a su escritorio y lacónicamente entregue mi renuncia. No se si se me notaba, pero sentía una leve sonrisa de ironía o burla en mi cara. Una vez que leyó mi renuncia me espetó:
-¿No pudiste con el puesto?
-Me ofrecieron un mejor trabajo, con un excelente sueldo. Es algo que no puedo desaprovechar.
-Como quieras. Veo que te vas a quedar aún quince días.
-Si para entregar todo lo que tengo, hacer una lista de los pendientes y resolver cualquier duda que tengas.
-Esta bien, cualquier cosa que necesite te llamó.
-De acuerdo.
            Me levante y me dirigí a mi privado. En las dos semanas siguientes, prácticamente no hice nada. Al cabo de estas me marche de la empresa. A Angélica, la seguí viendo unos cuantos meses más, inclusive un par de veces salimos con Pancho y su novia, hasta que conocí a Elsa y la relación se acabó. No terminamos mal, quedamos como amigos. Claro, ella jamás se entero de la existencia de Elsa.


Continuará………

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