Páginas

Translate

martes, 28 de enero de 2014

1980-2010


1980-2010
CAPITULO IV

2010

(Décima entrega)


Camino al restaurante, hablamos cosas intrascendentales. Ya en la mesa, mientras cenábamos, me comentó, que continuaba en la empresa, que sus padres habían muerto, pocos años atrás, con una diferencia de meses y su único hermano, tenía poco de haber fallecido de cáncer. La tristeza se notaba en sus ojos que comenzaron a nublársele. Traté de consolarla con unas palabras de aliento, que recibió de buen agrado y continuamos nuestra platica. Me comentó que había tenido algunas relaciones sentimentales a lo largo de los treinta años que dejamos de vernos, pero que realmente ninguna había prosperado. Yo le comenté, que hasta el momento no me había casado y que actualmente vivía con una chava, con la que tenia muy buena relación, pero que no pensábamos en casarnos. Recordamos cuando nos conocimos y los buenos momentos que pasamos. Le pregunte por Andrea.

-Se caso con el señor Peláez y esta muy bien.

-Pero si ella estaba casada y el señor Peláez podía ser su abuelo.

- Pues si. Pero, ella siempre busco su tranquilidad económica y la encontró con Peláez.

-Bueno. Cada quien su vida.

-¿Y te acuerdas de la licenciada Luz Elena?

-Si. Estuvo en la empresa dos años más, después de que te fuiste y se salió. No supe a donde se fue. El que tuvo un final horrible fue Paolo.

-¿Por qué?

- No se si sabias que vivía con su mamá.

-Lo sabía.

-Pues al parecer, aparte tenia un departamento de soltero.

            Entonces no era tan gay, como decían- pensé de inmediato-

-Un buen día, no llegó a trabajar. Y eso no causo alarma. Sin embargo, después de tres días que no se presentó, ni aviso, llamaron a su casa. Ahí contesto su mamá y alarmada dijo que ella tampoco sabia nada de su hijo. Entonces lo comenzaron a buscar y a los pocos días lo encontraron en su departamento muerto. Le habían dado mas de treinta puñaladas. La empresa, inclusive hizo una pequeña investigación, para comprobar que su muerte no tuviera ninguna relación con ella.

            Mientras me comentaba esto, recordaba lo que alguna vez un abogado me había dicho: El homicidio de un hombre, cometido a puñaladas, normalmente es entre homosexuales, son muy pasionales.

            Angélica, continuaba su relato.

-Al final de cuentas, su muerte, nada tenia que ver con la empresa.

-Que tremendo.

-Fue una sorpresa para todos.

-Si, me imagino. Oye y Salvador. ¿Sigue en la empresa?

-Ay, ese pobre de Salvador. No me lo vas a creer, pero me invito cantidad de veces a comer. Me llamaba y me decía:

-Angélica la invito a comer mañana en la Fogata. La espero a las dos y media de la tarde.

            Yo le decía que si podía iba. Pero, nunca fui. Aunque como te digo, eso no impedía que mes, mes y medio después, me volviera a invitar. Aunque como te digo, al pobre no le fue muy bien.

-¿Por qué?

-Tomaba mucho. Creo que todos los días llegaba “cuete” al trabajo. Una mañana, entro al edificio, y en el estacionamiento de ejecutivos, en donde tenia un lugar, a mitad del carril, se quedo dormido con el coche andando. El conserje se dio cuenta y lo despertó. Pero imagínate a las ocho y media de la mañana venia “bien” borracho. Entonces lo despidieron.

-¿Y que pasó?

-Según me dijeron a los pocos meses murió.

-¿De qué? –pregunte sorprendido-

-No lo supe muy bien. Pero creo que fue de una congestión alcohólica.

            Cuando Angélica, me contó lo de Paolo, sentí cierta pena por la muerte que tuvo. Sin embargo, no me efecto emocionalmente. Empero, cuando me platicó todo lo que le sucedió a Salvador y su final. Me sentí triste. Era un amigo, al que estimaba y que su historia me conmovía. Pensé en su esposa y en sus hijos. Todos, incluyendo a Salvador deben de haber vivido un calvario. Me acorde del nombre de su primer hijo, Jordi. Fue la primera vez que escuche ese nombre y se me quedo grabado. Pensé en Jordi y en su sufrimiento. Algo, dentro de mi se rompió, cambie la ilusión por la realidad. Sin saberlo, pensaba que el tiempo se detenía y las personas continuaban tal y como las recordaba. Y no era cierto. El que no percibiera los cambios, que día a día sufría mi cuerpo y mi vida, no significaba que ello no sucediera. Me sentí tan mortal, tan vulnerable, como nunca me había sentido.

-Yujuuuu. –me trajo a la realidad Angélica-

-Ah. Disculpa. Que triste final.

            En ese momento se acerco el mesero para ofrecernos mas vino. Lo cual aceptamos y lo escanció en nuestras copas. La cena estaba deliciosa, el plato que escogí fue un jugoso filete, acompañado de una rica ensalada aderezada con miel y mostaza. Angélica, saboreaba una arrachera a la parrilla, acompañada de papas a la francesa. Al retirarse el mesero, continuamos nuestra charla.

-Por cierto. ¿Sabes quien me preguntaba por ti?

-No. ¿Quién?

-Carmelita.

-¿Carmelita?. ¿Cuál Carmelita?

            Trate de recordar a alguna jovencita, pero nada llegaba a mi mente.

-Carmelita De Alba. La secretaria de ustedes, que se jubilo.

-Aaaah. Carmelita. Claro que me acuerdo de ella. Se jubilo y creo que se fue a vivir con su hija y su nieta.

-Si, ella me preguntaba por ti cada vez que iba a la empresa. Siempre me decía:

-¿Cómo esta el muchacho?.

-Yo le contestaba que no sabía de ti. Y en seguida me pedía:

-Si lo ves, salúdamelo.

-Y como está. –pregunté, esperando me dijera: ya esta muy viejita y vive con su hija-

-Supiste que hace unos años apareció “la mata viejitas”, que se dedicaba a matar ancianas que vivían solas.

-Si, creo que era una enfermera y luchadora, que las mataba para robarlas.

-Pues Carmelita fue una de ellas.

            Los recuerdos se agolparon en mi corazón y galopo por todo mi ser un profundo sentimiento de tristeza, de vacío e impotencia. No recuerdo nada mas de esa platica, sólo que al despedirme de Angélica, veía que su cara, de piel delicada otrora, reflejaba el paso de los años y tal vez de las penas. Era ella, treinta años después.

                                                     FIN

1 comentario:

  1. Enhorabuena por tu relato Capitán... pues no hay cosa más difícil e importante que esto mismo... acabar!

    ResponderEliminar