"Vamos, vamos, hay que seguir esta senda". Es la que nos llevará al triunfo, a la publicación en la revista, al reconocimiento ajeno, sólo necesitamos sus cuerpos, se trata de una misión científica. Nuestras huellas son las primeras que pisan un suelo reseco, se hunden en el polvo de los millones de años quietos, y ellos que nos deben haber visto saldrán a conocernos, a contemplarnos, deben pensar que somos amigos. No saben que queremos estudiarlos, que no nos bastará con nuestros ojos, que necesitaremos que el microscopio sature nuestra mirada, que queremos conocer lo que no nos pertenece, aquello que nos quedó por naturaleza oculto, queremos diseccionar sus cuerpos, lavar sus cerebros, estudiar sus comportamientos. ¿Pero,.... para qué?. Sí, será mejor que no salgan , que se queden quietos, expectantes, que sepan ver que no tenemos amigos, que tengamos que volver como hemos venido, sobre nuestras pisadas, que no perturbemos un mundo que no es nuestro, que nuestra curiosidad debe tener un límite, y más, cuando de nosotros mismos, no sabemos nada.
Guerrero
Muy atractivo punto de vista. Me asombra que viéndolo desde esa perspectiva, las cosas no cambien mucho; profanadores de cuerpos buscando el beneficio propio. Una invasión "alienígena" desde dentro. ¡Me encantan la teoría de la conspiración! ¡La curiosidad mató al gato! . Genial punto de partida, aunque al final se muestren tan benevolentes. Yo no hubiese actuado así pero,...¿ de quién estamos hablando?
ResponderEliminarJesús tu visión del relato es muy interesante. Yo sigo por mi vía ya marcada en algún relato precedente, aquella de lo que estropea el hombre cuando se acerca a estudiar a otros seres, esa aniquilación de otras culturas, especies, recursos y lugares bajo la bandera del científico. El título hace precisamente mención, encubierta, de este fenómeno que a su escala, brillantemente postuló Heisenberg.
ResponderEliminarGracias por tu lectura y comentario.
Guerrero