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miércoles, 16 de mayo de 2012

GINETTA (Capítulo VII)





En el capítulo anterior:


  Transcurrido un año, desde la formalización del noviazgo. En solemne reunión, los padres de Roberto, le pidieron a los padres de Ginetta, les concedieran la mano de su hija, para casarse con su hijo. Petición que fue aceptada con gusto y respeto. Después de esto, los anfitriones invitaron a los presentes a la cena que se había preparado ex profeso para la ocasión.


La ceremonia religiosa se llevó a cabo en la iglesia a la que asistían don Antonio y doña Martina, desde antes de casarse y en la que fue bautizada la joven. La ceremonia fue oficiada por el padre Marcelino. Ginetta, vestía un hermoso traje blanco de novia, cubierto de fino brocado. -Ella hubiera preferido un modelo ceñido, pero doña Martina, se opuso radicalmente, “sugiriéndole” que llevara algo más conservador, a lo cual, finalmente accedió- Su velo, transparente, como el de la mayoría de las novias, no ocultaba la belleza de la joven, ni estorbaba esas radiantes sonrisas, que permitían admirar unos blancos y hermosos dientes. Era su día y ella lo sabía, antes y después de la ceremonia, no para de recibir halagos y felicitaciones. Entro a la iglesia del brazo de su padre y fue recibida por su novio, en el altar. Roberto, vestía un frac, que resaltaba su porte y su varonil aspecto. Ella se sentía orgullosa, de casarse con un hombre como él. Después, del “si aceptó”, fueron declarados “marido y mujer” y se dieron un beso. Caminaron, tomados de la mano, hacia la puerta de la iglesia, teniendo como fondo la marcha nupcial. Una lluvia de arroz los recibió a la salida. Después de los abrazos y felicitaciones, se fueron al banquete. Ahí, los recibieron los ciento cincuenta invitados, dentro de los cuales se encontraban las familias y amigos de ambos. La celebración fue todo un éxito. Pasadas las doce la noche, los novios se despidieron para pasar su primera noche juntos en la habitación de uno de los mejores hoteles de la ciudad. Al día siguiente, a media mañana partirían a San Antonio para pasar su luna de miel.
Durante su noviazgo, Ginetta, conocedora de las reglas, solo permitió que Roberto, la tomara de la mano, la abrazara y de vez en cuando la besara. Sin que esos besos franquearan la frontera de lo permitido. Con esa experiencia, inicio su noche de bodas. Ya en la habitación del hotel, aun con el vestido de novia, Roberto se acerco a ella y comenzó a besarla desenfrenadamente, mostrando abiertamente sus intensiones. Ella, desconcertada, lo aparto, diciéndole:
-Déjeme quitar el vestido y en seguida regreso.
Roberto, iba a protestar, pero ella se metió al cuarto de baño rápidamente. Sin comentárselo a su flamante cónyuge, sentía cierta aprensión por la situación. Ella jamás había estado con un varón y por lo mismo carecía de toda experiencia. Y si bien era cierto, que en las películas se podían apreciar escenas de sexo, la realidad era que no tenia ni la mas remota idea de cómo comportarse. Por ello, tenía muchas dudas, mismas que nunca tuvo oportunidad de despejar. Pues el solo hecho de haber preguntado algo al respecto, hubiera podido dar pie a murmuraciones. En el baño, se quitó el vestido, se dio un rápido “regaderazo”, se puso unas coquetas bragas de encaje beige, encima un ligero camisón de satén crema y una bata que hacia juego con el camisón. 


Continuará……………..


El Capitán.

3 comentarios:

  1. regaderazo.
    1. m. Méx. ducha (‖ acción y efecto de duchar).

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  2. Respuestas
    1. "Al día siguiente, a media mañana partirían a San Antonio para pasar su luna de miel." : http://youtu.be/Ds0bpjncf8E

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