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lunes, 7 de mayo de 2012

GINETTA (Capítulo VI)




En el capítulo anterior:

-¿Y usted como se llama? –volvió a preguntar con el clásico tono golpeado del norte-
-¿Para que quiere saberlo?
-Para invitarla a salir.
-¿Y quien la ha dicho que quiero salir con usted?
-Sus ojos.
-Mis ojos no hablan.
-A mí sí.
-Bueno. ¿Y quien es usted?
-Mi nombre ya se lo dije. Soy ingeniero, pero me dedico a administrar, con mis hermanos, los ranchos de la familia. ¿Y usted que hace?

Mientras contestaba las preguntas de Roberto, se percató de que era un hombre alto, corpulento, probablemente por su actividad física, varonil y atractivo. Aunque calculo que era ocho o diez años mayor que ella. El resto de la noche, se la pasaron platicando ellos dos. Al final de la reunión, él se ofreció a llevarla a su casa, pero ella declinó el ofrecimiento, pues llevaba su propio automóvil. Ante la negativa, la invito a comer al día siguiente, que era un sábado, pues el domingo tenía que regresar a los ranchos. A ella, le agrado la invitación, pero lo paro en seco.
-“Perese”. ¿No le parece que va muy rápido?
-Pues no me lo parece. Pero si usted quiere, me voy más lento. ¿Qué le parece, si me da su número de teléfono y le llamo para saludarla en la semana?
Fingió meditar un momento al respecto y le respondió:
-Bueno. Pues llámeme.
-¿Me da su número?
-Pues consígalo.
Dicho lo anterior, se dio la media vuelta y se fue, sin permitirle a Roberto articular palabra. El ganadero, sin problema obtuvo el número de teléfono y al día siguiente le llamó. A partir de ahí, comenzó a cortejarla. Al cabo de seis meses de salir, formalizaron su noviazgo, con una visita a la casa de los padres de Ginetta. Como de costumbre, el padre de la joven se mostró jovial y la madre, un poco fuera de su desenvolvimiento cotidiano, se amable y hasta un poco simpática. Transcurrido un año, desde la formalización del noviazgo, y en solemne reunión, los padres de Roberto le pidieron a los padres de Ginetta, les concedieran la mano de su hija para casarse con su hijo. Petición que fue aceptada con gusto y respeto. Después de esto, los anfitriones invitaron a los presentes a la cena que se había preparado ex profeso para la ocasión.

Continuará……………..

El Capitán.

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